Castillo de Santa Bárbara en Alicante
Alicante es una ciudad de la Comunidad Valenciana, con hermosos paisajes, playas increíbles sobre el Mediterráneo, una gastronomía que no permite resistirse a probarla, y lugares históricos para descubrir, un conjunto imperdible para el turista que visita esta ciudad.
Llegamos a Alicante en tren, y una vez en la estación Alacant Central nos dimos cuenta del clima de paz y armonía que reinaba en la ciudad, algo muy distintivo y que con el correr de los días allí pudimos reafirmar.
Nos alojamos frente a la Plaza Gabriel Miró, a solo 1 calle del mar y del Puerto de Alicante, donde numerosos yates descansaban en el comienzo del invierno, aunque nos sorprendió gratamente poder disfrutar de 20 grados de temperatura.
A pocas cuadras, también puede conocerse la casa donde vivió Gabriel Miró, en Carrer Castaños número 20.
El primer día nos propusimos recorrer la Explanada de España, un tranquilo paseo con palmeras, y un piso de mosaico ondulado de colores rojo, negro y blanco, con sillas y bancos para quien quiera sentarse a contemplar la paz del puerto en estos días de invierno, el sol sobre el Mediterráneo, o recorrer los puestos de artesanos que por varias cuadras ofrecen sus productos y souvenires de Alicante.
A su lado, numerosos restaurantes, bares y comercios, también el Casino Marítimo Alicante, y los puestos para comprar unos típicos churros calentitos.
Unas calles más, y comienza la céntrica playa de Postiguet, desde donde se puede apreciar el mar, la ciudad y el dominante Castillo de Santa Bárbara, ubicado sobre el Monte Benacantil de 170 metros de altura, uno de los puntos turísticos de interés que ya teníamos agendado para visitar.
Desde allí sin dudas se obtendrían vistas únicas del puerto, la playa y la ciudad, pero tuvimos una dificultad, ya que por esos días el ascensor no andaba y las visitas solamente podrían ser a pie.
No nos quedamos cruzados de brazos, y solamente recomendado para quienes tengan cierta resistencia física y de improvisar caminos en subida, el segundo día en Alicante nos pusimos en marcha, por caminos alternativos comenzamos el ascenso junto a un turista europeo, pudimos llegar a la parte trasera del castillo, igualmente una camino apto para tomar buenas fotografías y dar por cumplida la meta de llegar al Castillo de Santa Bárbara.
Una vez a nivel de mar nuevamente, comenzamos a recorrer diferentes puntos de interés, como por ejemplo la Plaza de Toros, que por estos días estaba preparada para albergar una pista de patinaje sobre hielo.
Nunca habíamos pisado la arena donde se desarrollan las corridas de toros, y más allá de las polémicas, si las mismas deberían seguir realizándose o suspenderse definitivamente, es un punto de referencia turística, frente al cual, hay un monumento con varios toros a tamaño natural corriendo en la plazoleta.
Otros puntos de interés para quien llega a Alicante por primera vez son la Plaza del Ayuntamiento, la Basílica de Santa María de Alicante, el Museo de Aguas de Alicante Pozos de Garrigós, el Museu de Fogueres donde se exponen objetos de las famosas fiestas de San Juan, el edificio de Correos, frente al cual estuvimos alojados, el Mercado Central, el Castillo de San Fernando, y por supuesto, el casco antiguo de la ciudad, y la zona comercial.
Para llevar de regalo, obviamente merece un párrafo especial el Turrón de Alicante, reconocido mundialmente con Denominación de Origen, este producto típico a base de almendras que se consume todo el año, pero especialmente para las fiestas navideñas y de año nuevo.
Alicante está a 420 kilómetros de Madrid, en tren son unas 2 horas y media de viaje, más rápido que por carretera.
En verano por sus playas es un destino turístico muy elegido, por lo que es conveniente tener las reservas de hospedaje con tiempo.
Volveríamos a Alicante, nos llevamos de recuerdo imborrable cada paso que dimos con una tranquilidad total, donde todo el mundo parece relajado para disfrutar cada minuto de la vida.
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