Conversamos con el poeta Lucas Duarte

Lucas Duarte nació en Salvador de Bahía, barrio de Monte Serrat, Brasil. Publicó sus poesías en revistas literarias brasileñas y argentinas, y estuvo seleccionado para el premio Damario Dacruz en una antología de poetas bahianos. Se encuentra actualmente radicado en San José del Rincón, provincia de Santa Fe, Argentina.  Después de Groenlandia es su primer poemario, publicado en la Colección La punta del iceberg de editorial Palabrava, Santa Fe, Argentina.

– Lucas ¡felicitaciones por tu libro! Contanos cómo surge tu relación a la poesía, ya que es tu primer libro publicado.

Aunque pueda resultar evasivo, me es muy difícil hablar de la poesía en general y de estos poemas en particular. No solamente por la diferencia que adivinó Skarmeta entre el pájaro y el ornitólogo, sino también porque me encuentro incapaz de dominar los trayectos que conducen a la escritura. De alguna manera, creo, todo parte de una imagen, de una palabra, de una sensación —o de la imagen que provoca una sensación puesta en palabra — y se mueve por caminos insondables hasta llegar al texto. Hay tantos adarves en ese recorrido que la pregunta por sus orígenes puede volverse ineficaz: el poema viaja solo hacia los ojos del lector, en el caso de que este exista.

– ¿Y específicamente los poemas de este libro?

Algunos de los poemas de Después de Groenlandia me acompañaron por mucho tiempo. Se modificaron, por supuesto, y se fueron mezclando a percepciones contradictorias, inquietudes propias y ajenas. Otros están más ligados a una idea renitente, a un descubrimiento instantáneo y necesariamente efímero. Leídos en conjunto, creo que sugieren motivaciones geográficas, pero también una profunda incertidumbre, una razón distraída.

– El libro tiene una edición preciosa pero además, llama mucho la atención que sea bilingüe español / portugués.

Sí, la edición bilingüe tiene la enorme ventaja de confundir la explicación acerca de su origen, de esquivar su definición en cuanto bahianos o santafesinos. Estoy realmente convencido de que la literatura no es una expresión directa de las experiencias conscientes de quien escribe. Creo que esto es lo que permite que nos sigamos interesando por Safo o por Omar al-Jayyam aunque hasta su mundo haya desaparecido.

– Siempre el primer libro publicado tiene un significado especial, ¿cómo lo vivís vos?

Exacto, la publicación del libro tiene, por sobre todo, un significado íntimo que, para mí, va más allá de su contenido. Tiene algo que ver con la materialización de un encuentro fortuito que, con el tiempo, se volvió crucial. Sigo incapaz de calcular el efecto magnético que Santa Fe, con sus esquinas parecidas, su puente colgante y su solitario boulevard, tiene sobre mi interés: frecuento la ciudad con la curiosidad de las primeras veces y creo entender que Después de Groenlandia es un intento menos provisorio de estar aquí.

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