Cine: Wonder

Wonder es de esas películas que apenas fue subida a la plataforma Netflix tuvo un éxito inmediato en épocas de pandemia, que la ubica en el primer lugar de su taquilla. Si bien el film fue estrenado en 2017, recién por estos días llegó al reconocimiento mundial.

Con una historia triste pero sin golpes bajos, Wonder relata cómo se transforma la vida de una familia que descubre al momento de nacer su segundo hijo que sufre del síndrome Treacher-Collins, una deformidad de origen genético que ataca principalmente a los pómulos, la mandíbula, el mentón y las orejas. Los síntomas incluyen ojos inclinados hacia abajo, mandíbula y mentón muy pequeños, pérdida de la audición y pérdida de la visión. Algunos bebés pueden nacer con un orificio en el paladar (labio leporino). El tratamiento se enfoca en corregir la estructura facial y puede incluir cirugía plástica, ortodoncia y cuidado dental pero lamentablemente jamás se reconstruye al cien por cien.

Cuenta su autora, que si bien Wonder no está basada en una historia de vida real se le ocurrió sí a partir de un hecho que le sucedió tomando un helado con su hijo menor cuando apareció otro niño que evidenciaba sufrir ese síndrome y la gente (incluída ella y su hijo) salieron espantados.

El niño de diez años, de sobrenombre Auggie, está interpretado por un joven que viene luciéndose en la actuación: Jacob Tremblay. Sus padres son dos actores consagrados que no habrán necesitado mucho ensayo para hacernos creer en la pantalla que la vida puede dar fuertes reveces pero mucho amor también, su mamá interpretada por una cálida Julia Roberts y su papá por Owen Wilson, quien sabe cómo sacar una sonrisa a todos en medio de tanto dolor. Luego está su hermana mayor, sus amigos, los docentes que completan en líneas generales un excelente electo que se complementa a la perfección.

El punto clave de la historia es cuando el niño, luego de pasar por veintiún cirugías y años estudiando en su casa debe afrontar por primera el proceso de socialización escolar, con todo lo que eso implica. Resulta interesante que el narrador de los hechos sea el niño, desde su mirada nos muestra la crueldad de sus compañeros, las historias ficticias que se tejen a su alrededor, el sálvese quien pueda dentro de un proceso de todo un año de acomodación. La historia da varios giros hasta un final de merecido reconocimiento, quizás un final un poco rosa sabiendo que la vida del niño que será adolescente y adulto algún día deberá seguir afrontando las mismas miserias humanas cada vez.

Wonder se presenta como una buena opción para ver por estos días de confinamiento, una invitación a repensar la exclusión social y lo violento que puede llegar a ser para quien lo sufre.

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