Conversamos con la escritora Irma Verolín

La semana próxima saldrá a la venta un nuevo libro de la reconocida escritora Irma Verolín: Fervorosas historias de hombres y mujeres. Un compilado de cuentos editado por Ciccus, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Como dice en su contratapa, los cuentos reclaman la complicidad del lector. En este caso, Fervorosas historias de hombres y mujeres se apoya en el guiño, en el juego humorístico o absurdo de las situaciones creadas con el amor como telón de fondo.

Conversamos con la autora Irma Verolín sobre el lanzamiento editorial, por qué en esta ocasión eligió cuentos para publicar, cómo surgió en ella el hilo conductor de las historias, su oficio de escribir y más.

Irma, ¡felicitaciones por el libro nuevo! Conocemos tu amplia trayectoria como escritora que abarca distintos géneros literarios, contanos ¿por qué en esta oportunidad te inclinaste por un compilado de cuentos?

El armado de un libro de cuentos suele ser más aleatorio que una novela. Estamos hablando de unidades con una gran autonomía, cada cuento es un pequeño universo con sus propias y exclusivas leyes. Luego vamos ensamblando esas unidades para crear una unidad mayor que viene a conformar el libro. A veces los cuentos se van escribiendo en distintas etapas a lo largo de períodos más largos. En general, dado que tengo un planteo bastante acotado en mis textos ficcionales, lo mismo que en poesía, los libros de cuentos se fueron armando solos en virtud de una asociación que surgía antes que nada de una necesidad, una obsesión, se agrupaban naturalmente.

Desde el título mismo nos enteramos que el hilo conductor está dado por las historias de amor…

Sí, en este libro primó en mí una voluntad consciente: Me propuse en forma decidida escribir relatos sobre parejas o relaciones amorosas que, mal que me pese, terminaron siendo un poco desarmónicas. Y lo escribí en un lapso bastante breve, un año y medio aproximadamente. El objetivo no era desviarme de mi temática clásica sino encontrar un modo de no encasillarme, porque sabía que de cualquier manera, a esta altura del oficio y de la vida, lo trazado estéticamente iba a asomar las uñas, los perfiles, con su tersura y su aspereza al mismo tiempo.

Claro, tu larga trayectoria de alguna manera marca el oficio de escribir. ¿Cómo fue ese proceso?

Bueno, aparecieron dos movimientos. El primero e inevitable fue el de la evocación y el otro, el de la invención. No me resulta nada difícil evocar, es parte de mi estética, por eso en el libro hay relatos que transcurren en la década del setenta, del ochenta, del noventa y otros, llamémosle más actuales o de ubicación temporal más imprecisa. En los dos casos, tanto en los cuentos que surgieron de un recuerdo como los que nacieron de la pura ficción, me encontré con sorpresas. Y lo que me ocurrió es que me divertí mucho escribiéndolos, me reía de lo que iba surgiendo, lo disfruté realmente. Quisiera que las lectoras y los lectores sintieran lo mismo. Obviamente hay un condimento humorístico en este libro, con un humor un tanto ácido, irónico, pocas veces candoroso. Y si decimos “humor” e “ironía”, estamos refiriéndonos a una distancia, la imprescindible que da el tiempo o la experiencia para poder captar lo que se narra con soltura o al menos con cierta desenvoltura, que es la consecuencia de haber elaborado medianamente la experiencia. Con respecto a la escritura o al discurso, no me planteé ninguna búsqueda concreta. Por lo general en los cuentos no me ocurre eso, es en la novela donde me surge la necesidad exploratoria. En los cuentos me interesa el armado, el conflicto bien resuelto en términos de trama. En la contratapa del libro se califica al cuento como a un género “capcioso”. Me gustó esa palabra, les encantaba repetirla a las maestras de grado cuando yo era niña: preguntas capciosas, preguntas con una pizca de trampa. Y la trampa, tanto en el amor como en la intriga de un relato, es un condimento ineludible, ¿no?

Suena bien, ¿nos querés contar algún detallito o dar alguna pista de lo que vamos a encontrar en la lectura de Fervorosas historias de hombres y mujeres?

Sí claro, las peripecias son variadas. Hay algunos relatos sobre viajes y vacaciones, situaciones que son proclives al romance, al conocimiento de nuevas personas. Hay relatos de amistad entre mujeres, de complicidades y de discrepancias también y, por supuesto, hay una serie de relaciones románticas, amorosas, incluso sexuales que tienen una mirada un poco incrédula sobre la conveniencia de entregarse plenamente al amor.

¡Muy interesante la propuesta! Fervorosas historias de hombres y mujeres de Irma Verolín promete darnos un tiempo de disfrute literario. ¡A leer!

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