La Tigra: escribir desde lo que se sabe y se vive

Posiblemente la mayoría de los escritores no se pregunten qué escribir y desde dónde, si toman como disparador el yo, el otro o lo social. Simplemente, en muchos casos, escriben lo que la imaginación, las vivencias, los recuerdos y la herida invisible, el trauma, dirán otros, les dicte. La disyuntiva de qué escribo y desde dónde lo hago parece ser una reflexión de los críticos y Jorge Luis Borges la resuelve cuando señala que él no elige los temas, ellos y sus personajes lo eligen a él. Raymond Carver discurre sobre esta cuestión en el texto Vida de mi padre, cuando dice “Le dije a mi padre que quería ser escritor. ¿De qué vas a escribir?, quiso saber y me dijo: Escribe sobre cosas que sepas”.

Patricia Severín, autora de la novela La Tigra, publicada por Moglia Ediciones, Colección Ojo Lector que dirige Viviana Rosenzwit, ha escrito sobre un tema que sabe y ha vivido, además de poeta y narradora, es productora agropecuaria. Escribió esta alegoría sobrenuestro país tomando como centro al personaje de Hersilla, dueña de una estancia, ubicada en Camaoatí, pueblo de la provincia de Santa Fe.

Patricia Severín dedicando un ejemplar de su novela La Tigra para Omar Ramos, durante su visita a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

Con una prosa elaborada, límpida, y por momentos, con una poesía implícita, Severín, quien entre otros premios obtuvo la Faja de Honor de la SADE y el Fondo Nacional de las Artes, da precisas descripciones del paisaje del campo: “Miró por la ventanilla la desordenada hilera de paraísos, los prolijos rectángulos de sembrados, alfalfares que parecían trazados con una regla”. Las tareas que llevan adelante los peones, por ejemplo, al momento de carnear un animal; “Toma una pata del chivo que cuelga de la viga y le hunde el cuchillo en la yugular”. Los malabares que tiene que hacer la protagonista para salvar al campo de las deudas contraídas en la época de Menem. “Le notificaron del banco que la deuda pasaría a judiciales. Debe encontrar una solución sino la Tigra va a remate”.

Un voraz incendio que avanza con el riesgo de arrasar con todo le da suspenso a la trama; “El incendio está rodeando a la Tigra. Despliega sus llamas y se abre hacia arriba como un ala de ceniza”. En este punto la novela es también un testimonio histórico social de una época donde las estancias corrían el riesgo de quebrar y en muchos casos pasaron a manos de poderosos extranjeros o a los bancos. La gente empobrecida emigraba a otros lugares con la vana esperanza de cambiar de vida. “Lo peor de todo no es ser pobre, lo peor es agachar la cabeza un día y el que sigue”.

Tal vez, como escape a la situación acuciante que tiene que resolver Hersilla, es que se permite un romance con un joven al que dobla en edad, el Beibi, hacker, violinista, escritor, que conduce a la autora a caracterizar a sus personajes con matices alejados de los estereotipos y describir con realismo una escena erótica: “Cabalga hasta que el Beibi dice basta se arquea agarra sus tetas. Hersilla se desploma, lo acaricia, un líquido espeso recorre su entrepierna”.

La trama también aborda micro historias familiares como la de su padre Eloy, astrónomo aficionado, que buscaba en el cosmos la salvación de la humanidad, con la ilusión de que el hombre un día fabricara ciudades espaciales, y se comporta de forma ajena a la de un propietario de estancia, “mirando el cielo y juntándose con los pobres”, según sus familiares. La búsqueda de la protagonista de una parte del legado que escribía su padre, en el cuaderno azul, se convertirá hacia el final de la novela, en la ensoñación de un viaje donde a pesar de todo está la esperanza.

Después del relato textual de la novela hay un relato fotográfico, trabajo de la autora con el fotógrafo Amancio Alem, de bellas e ilustrativas imágenes de la estancia y el pueblo, donde se desarrolla la acción, con un índice que da cuenta de La Tigra, Camoatí, Álbum familiar, Incendio, Viaje a Santa Fe, Final. Disparadores autobiográficos y referenciales de los que se valió la autora para crear su ficción.

La Tigra, además de ser un testimonio de una época aciaga, como otras tantas que ha vivido y vive en la actualidad la Argentina, es una novela que despliega varias lecturas, desde perspectivas intimistas a frescos históricos, desde realismo social a personajes que lindan con lo fantástico. Es allí, precisamente, y en su excelente escritura, donde operará el interés de los lectores.

Omar Ramos

Agradecemos la excelente de colaboración de Omar Ramos en su comentario de la novela La Tigra.

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