¿Legalizar lo ilegal? Ni Google te lo podrá explicar

Hay ciertas preguntas de la vida cotidiana en Argentina a las que no le encontramos respuesta, y siguiendo con la vida tecnológica de este siglo, nos damos cuenta que ni nuestro aliado Google puede explicar.

No empezaremos con las archiconocidas:
¿Habrá vida en marte?, o ¿Cuándo será el fin del mundo?

Esas las dejamos para los científicos que de una u otra manera tratarán de convencernos con larguísimas teorías.

Una pregunta que muchos se hacen, es ¿por qué en nuestro querido país, se trata de legalizar todo lo ilegal?

O la pregunta de moda, que todos los porteños se realizan por estos días:

¿Por qué a los puestos ilegales, leamos de nuevo, ilegales, se les debe permitir ubicarse en cualquier lado?

En gran cantidad son personas de nacionalidad extranjera, que ponen puestos en espacios públicos, uno, otro, otro, y cuando tapan nuestras veredas, nos damos cuenta que tenemos un problema.

Estamos viviendo situaciones límites, en las que aquellos que ilegalmente ocupan zonas y comercializan productos de dudosa procedencia, exigen a las autoridades soluciones y beneficios que no contemplan jamás a los comerciantes que puntualmente pagan sus alquileres e impuestos.

Nos enteramos y no salimos del asombro, que para evitar que corten calles, les dan un predio para que se ubiquen, y les “regalan” $11.700.- a cada uno durante dos meses, para que hagan un curso de emprendedorismo.

Son $11.700.- multiplicado por cientos que buscan acallar y evitar cortes de calle. ¿Será que en Argentina las autoridades municipales y/o nacionales desde hace años, solo aceptan chantajes en lugar de hacer cumplir la ley?

Escuchamos que algunos “manteros” de nacionalidades diversas aún no quieren aceptar el arreglo, pero, seguimos preguntando:

¿Son las leyes que hay que modificar para gusto de ellos, o ellos que habitan en nuestra ciudad quienes deben adaptarse a las leyes?

Leemos y escuchamos noticias de otras partes del mundo, en donde la solución es 100% diferente a la adoptada por nuestros gobernantes.

En Suiza, inmigrantes musulmanes pedían a las autoridades que ciertas clases de natación, incluidas en los sistemas educativos de los colegios, no fueran mixtas.

La respuesta, la más lógica respuesta dada por las autoridades fue negativa, no es un país entero que debe adaptar las leyes a un grupo de inmigrantes.

En España, grupos de inmigrantes que enviaban a sus hijos a los colegios en diferentes ciudades, pedían que en los almuerzos servidos en los mismos centros educativos, no se incluyera carne de cerdo, pues su religión no lo aceptaba.

Nuevamente, la respuesta de las autoridades fue negativa. El inmigrante se debe adaptar a las leyes y costumbres del país al que arriban, y no al revés.

¿Por qué la Argentina, promocionada desde hace décadas por nuestros gobiernos de turno como país aspirante de primer mundo, no hace respetar sus leyes a los inmigrantes que libremente ingresan y habitan en él?

Se cuidan los derechos de piqueteros a cortar puentes y calles, pero no los de los trabajadores para circular.

Se toleran las usurpaciones de predios y construcciones privadas, sin contemplar los derechos de sus legítimos dueños.

Se cuidan los derechos humanos de quienes delinquen, pero no de quienes son presas de esos delincuentes.

Son estas preguntas que ni nuestro amigo incondicional, el querido Google, nos puede explicar.

Los argentinos:

¿Estamos de acuerdo con estos chantajes?
¿Estamos de acuerdo con las soluciones que dan los gobernantes?

Dejanos tu opinión, con respeto y sin exabruptos para propiciar el diálogo.

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