Recorriendo Nápoles En Un Día

Una de las ciudades que queríamos conocer durante nuestra recorrida por Italia era Nápoles, para pasear por los principales puntos de la ciudad y tratar de mimetizarnos entre su gente, caminar por sus pequeños pasajes, y por supuesto, saborear su gastronomía típica.

Desde Roma elegimos el tren para llegar a Nápoles, ya que de ninguna manera podríamos llegar en automóvil tan velozmente como en el Frecciarossa, que mantiene casi todo el viaje una velocidad de 300 kilómetros por hora, viajando muy cómodos, y haciendo el recorrido en una hora y quince minutos, justo lo que necesitamos para aprovechar plenamente el día.

Lo fundamental en una ciudad nueva para nosotros, una pasada por el mostrador turístico para pedir un mapa y los primeros consejos a tener en cuenta en Nápoles, y al dar nuestros primeros pasos fuera de la estación Central de Nápoles comprendimos que esta ciudad era diferente a todas las que habíamos recorrido hasta ese momento por Italia.

La gente, sus diálogos, los automovilistas, los comercios, las calles y los aromas en Nápoles no tienen similares en toda Italia, al menos diferentes a todas las recorridas en nuestros viajes.

Nos ubicamos por una de las avenidas principales, tratamos de no perdernos por los arreglos viales que se realizaban en las rotondas de la misma, para tratar de llegar a los puntos de interés, entre ellos, llegar al puerto desde donde parten los ferris hacia la famosa Isla di Capri, que lamentablemente no llegaríamos a conocer en este viaje, cuenta pendiente y excusa para volver al sur de Italia.

Tomamos una de sus mágicas callecitas, llenas de gente y puestos de artículos regionales, adornos navideños y recuerdos turísticos, que hacen imposible estar apurados.

Encima caímos en la tentación a los aromas napolitanos, probando ya en nuestra primer hora de recorrida unas exquisiteces calentitas, bollos de masa de pizza rellenas de formaggio y prosciutto.

Es imposible no tentarse a cada paso, cuando salen en las palas de madera las pizza margherita recién salidas del horno.

Con mucha fuerza de voluntad decidimos evitar la gastronomía por un rato, compramos varios recuerdos de Nápoles para nuestras familias, nos reímos con los rollos de higiénico con la foto de uno de sus “ex ídolos” futbolísticos, el Pipita Higuaín, amado hasta hace 2 años, odiado luego de su pase a la Juventus.

Luego de 1 hora de caminata llegamos a la parte antigua de la ciudad, la Ciudad Vieja, con iglesias y edificaciones de la era grecorromana, como así también mucha influencia de estilo de Aragón y de Anjou, una sorpresa para nosotros.

Ante nuestros ojos aparecía, pegado al mar, el Castillo Nuevo, o Maschio Angioino, un extraordinario castillo con siglos de antigüedad, ya que data del siglo XIII, mandado a construir por Carlos de Anjou.

Con empalizadas y altas paredes de piedra con inclinación hacia afuera, para evitar escaladas del enemigo, el castillo se destaca en la zona y es una parada obligada para apreciarlo y tomarse unas cuantas fotos.

A cada paso nos sentíamos un poco más conocedores, paseamos por la costa, apreciando a lo lejos el monte Vesubio, con el cono tapado de nubes, y dándole un marco imponente al paisaje, al puerto con sus cruceros gigantes y los tranvías turísticos que esperan para iniciar allí sus recorridas.

Otros edificios y monumentos importantes para recorrer en Nápoles si se cuenta con un solo día para hacerlo, son la Catedral de Nápoles o Duomo di Santa Maria Assunta, San Gennaro que es el patrono de Nápoles, con cuya historia realizamos nuestra nota hace unos meses, https://sobrelibrosycultura.com/milagros-sabores-paisajes-napoles/ antes de partir a Italia, y con los sitios de interés para el turista.

Nos sorprendió la Iglesia Ortodoxa Rusa, ya que toda la manzana fue demolida, pero se respetó esta edificación cercana al puerto, que quedó en pie de forma solitaria.

Retornando hacia el centro de Nápoles nos detuvimos a realizar un tardío almuerzo, por supuesto birra y pizza imperdibles, y luego nos dispusimos a recorrer mercados de artículos varios, con precios muy económicos, tanto en valijas como en prendas de vestir, y dado que ya estábamos evaluando que nuestro regreso a Argentina sería con más ropas y calzados que al llegar a Europa, compramos una valija más, aprovechando los precios, la mitad de lo que sale en nuestro país.

Nos gustó Nápoles, quizás con más tiempo le hubiéramos dedicado 2 días más, uno para ir a la Isla di Capri, o para llegar al Vesubio.

Para regresar esa tarde noche a Roma, donde nos encontraríamos con el resto del grupo, subimos en la Stazione di Napoli Centrale a un tren regional, que demora 2 horas 45 minutos, más del doble que nuestro viaje de ida.

Precios de los pasajes desde Roma:

Los precios del tren de alta velocidad, sin escalas, 39€ por persona, los precios del tren de regreso, regional y parando en unas cuantas estaciones en los casi 400 kilómetros, 13€ por persona. Igual tiene una muy buena velocidad comparado a nuestros trenes argentinos.

Nos llevamos de recuerdo el ritmo diferente de la gente de Nápoles, sus sabores a la vuelta de cada esquina, sus edificaciones en la zona vieja de la ciudad, aunque eran todos edificios de material, nos recordaban a los conventillos de chapa y madera de la ribera de la Ciudad de Buenos Aires, con la ropa lavada colgada de los balcones entre edificios para el secado al sol.

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