Copiemos Algo Bueno (para variar un poco).

Estando siempre pendientes del otro, de lo ajeno, de los logros del vecino, nos olvidamos que a veces no es malo copiar, copiar algo bueno y reconocer las ideas del lado de enfrente, en lugar de ver quien llega a la Luna, quien llega a Marte, quien fabrica la peor bomba, etc.

Nos mudamos imaginariamente a un pueblo de la Isla de Cerdeña, en Italia, donde décadas atrás, era el refugio de bandidos y delincuentes peligrosos apartados de la ley.

No es mera leyenda, ya que incluso se llevó la historia del lugar al cine, con la película Bandidos de Orgosolo, con la cual Vittorio de Seta ganó el Premio a la Mejor Ópera Prima en el Festival de Venecia del año 1961.

El primer mural de Orgosolo data del año 1969, firmado por Dionisio, que era el nombre colectivo de un grupo de anárquicos, y a esos murales políticos les fueron siguiendo otros con diferentes estilos.

Orgosolo

Años después, rindiendo homenaje a la liberación de Italia del fascismo, un profesor de Siena, Región Toscana, junto a sus alumnos realizaron otros, a los que siguieron la contribución de distintos artistas y grupos locales de Cerdeña.

Las técnicas para la realización de los murales es muy simple, ya que los muralistas sardos usan pinturas al agua, pocos resistentes como las usadas para pintar las paredes del interior de las casas.

Al ir perdiendo sus colores, y sólo si la comunidad lo decide, los murales son repasados para que sigan vigentes.

En caso contrario se dejan desaparecer, quedando sólo el recuerdo en la memoria y fotografías.

Podríamos realizar, por ejemplo en algún barrio de la Ciudad de Buenos Aires, o Mar del Plata, o Lanús, o en cualquier barrio, dejar aparecer la creatividad de los jóvenes auspiciados por alguna fábrica de pinturas tal vez, bajo la tutela de alguna profesora o profesor que les cambie un poco los mensajes de Whatsapp por un rato de libertad creativa.

Y así, dejar de ver estos mamarrachos de partidos políticos, que ensucian patrimonio público, monumentos y casas particulares.

Volviendo a Orgosolo, lugar que sería muy lindo recorrer sin dudas, y ver como un pueblo ingobernable y escondite de apartados de la ley, cambió hasta ser lo que hoy contábamos.

Murales de Orgosolo – Cerdeña

Durante el otoño, las casas se abren literalmente a los visitantes, llamados fines de semana de Cortes Apertas.

Allí los productores y artesanos de Oliena, Gavoi, Orgosolo, Mamoiada, Fonni y muchos otros pueblos venden en la calle sus mejores productos, vino, queso, aceite, avellanas, dulces, miel, tallas de madera, de corcho.

El broche de oro para una visita a Cerdeña, probar y llevarse un buen queso pecorino que ha traspasado sus fronteras.

Para ver cómo se puede transformar un barrio, les dejamos estas fotos de sus calles en la actualidad.

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