Un Pueblo Con Sol Artificial: Viganella
Acercándonos al 21 de junio, día de la noche más larga en el hemisferio sur, pero el día con más horas de luz solar en el hemisferio norte, les acercamos la historia de un pueblo, Viganella, que vivía más de 80 días sin recibir los rayos del sol en cada invierno.
Nos ubicamos en Viganella, un pequeño pueblo italiano con unos 180 habitantes, muy cerca de la frontera con Suiza, en el Valle Antrona, Región Piamonte, con tan solo 13 kilómetros cuadrados, que por estar situado en un profundo valle rodeado de grandes montañas, vivía bajo la penumbra durante 83 días cada invierno.
Así, desde el 11 de noviembre al 2 de febrero, cada año los habitantes del pueblo dejaban de recibir los tan necesarios rayos solares, por la Vitamina D que proporciona el sol a los seres humanos, así como para revitalizar la vida misma cotidiana y social.
Además la presencia del sol reduce la presión arterial, sintetiza la vitamina D, mejora el estado de ánimo y modifica sustancias cerebrales como la serotonina, que está relacionada con la afectividad.
Cuando Pier Franco Midali se convirtió en Alcalde de Viganella, sabía de la necesidad de encontrar una solución a este tema que se repetía cada año, prometiendo a sus vecinos a buscar una solución para que el sol ilumine el pueblo incluso en ese periodo de invierno mencionado.
Tras asumir la alcaldía de Viganella en el año 1999, Pier Franco Midali prometió a su gente buscar una solución para devolverle el sol al pueblo durante el invierno, encarando junto al arquitecto y diseñador de relojes de sol, Giacomo Bonzani, la idea de crear un espejo gigante para reflejar los rayos solares hacia su querido pueblo de Viganella.
Según explicaba el Alcalde, que junto al arquitecto pusieron en marcha el “sol artificial” para Viganella, ideando un sistema de poleas y un espejo de acero bruñido, que consta de 14 paneles y una superficie de 40 metros cuadrados, ubicado a una altura aproximada de 1.000 metros en el monte Scagiola.
Este espejo de 8 por 5 metros, que fue construido en Huelva, España, recibe los rayos del sol y los hace reflectar hacia las casas del pueblo, ya que capta y refleja la luz durante unas seis horas, de 9 a 15 horas, siendo su momento de máxima efectividad a las 11 de la mañana, cuando se establece una alineación óptima entre el espejo y los lugares que ilumina, como por ejemplo, la plaza principal de Viganella.
El costo de esta idea fue de casi 100 mil euros, pero queda en la historia que el 18 de diciembre del 2006, este gran espejo fue inaugurado, lo que le dio la luz solar a un poblado que desde su fundación hace más de 800 años, no veía el sol durante gran parte del invierno.
El espejo está fijado a una estructura de cemento, y se maneja a través de una computadora que permite seguir la trayectoria del Sol y dirigir el reflejo de los rayos hacia Viganella, inclinando y girando los paneles para que los rayos solares siempre se reflejen hacia abajo, iluminando a la ciudad que hasta antes de este invento, vivía en la penumbra durante más de 80 días cada año.
Ese histórico día, Viganella se convirtió en un pueblo famoso, y la inauguración del espejo causó tanta expectación en todo el mundo, que que se reflejó en la asistencia de medios de comunicación internacionales como Al Yazira y recibiendo una representación oficial de Huelva, ciudad con la que está hermanada.
Esa hermandad se da puesto que El Patronato de Turismo de Huelva se encontraba ese año investigando cómo atraer turismo a la costa de la luz, viendo en Viganella la metáfora perfecta, decidiendo respaldar el proyecto.
Para quienes alguna vez se encuentren por el norte de Italia, disfrutando los bellísimos paisajes alpinos y tengan curiosidad, les contamos que Viganella está 120 kilómetros al norte de Turín y a unos 30 kilómetros hacia al noroeste de Verbania, desde Milán la distancia es de 130 kilómetros hacia el norte, unas dos horas de recorrido en automóvil.
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