¿Vale Todo Desde El Velorio de Maradona? Covid19

Hace un año empezábamos a escuchar en la Argentina de un virus que estaba causando contagios y muertes, desde China a Europa sin escalas, el Covi19 se adueñaba de las portadas de todos los diarios y noticieros del mundo.

Recorriendo desafortunadas frases de funcionarios de alto rango del gobierno argentino, nos detenemos en algunas de las más increíbles: “…estamos lejos, acá no va a llegar”; “…estamos en verano, el virus se muere con el calor”; “… nosotros somos el ejemplo”.

Y podemos llenar las hojas y hojas que ya conocemos, con errores y dichos desafortunados que hace que el mundo nos mire de costado, como se suele decir de los cancheros argentinos que se las saben todas.

Lamentablemente en medio de la pandemia, llegó la muerte del argentino más conocido, Diego Armando Maradona. Debemos aclarar que no fue por el virus Covid19, pero el desafortunado intento de velarlo en un acto en la Casa Rosada donde se sabía que miles de fanáticos tratarían de estar en el último adiós del ídolo, marcaba o daba a entender a la mayoría que el Covid19 ya no era tan importante entre nosotros.

Así vimos cada día desfilar sin protección de barbijos ni distanciamiento social a grupos de piqueteros, a militantes en su día, a pañuelos celestes y verdes, asados en los que participan funcionarios nacionales contra lo que ellos mismos dicen a la ciudadanía, cientos de jóvenes agolpados en los parques, fiestas clandestinas y más…

Y llega otro verano en nuestro país, en el que escuchando a un periodista italiano pensamos que le tenemos que dar la razón cuando dice que los argentinos no aprendemos ni aún teniendo meses de ventaja para hacer las cosas bien.

El verano europeo hizo relajar las medidas de distancia, cuidados, tapabocas, y cada una de las que habían llevado a controlar sin vacunas aún al Covid19, con un saldo nefasto, una segunda ola más descontrolada que lo imaginable.

Y los argentinos, los que a veces nos sentimos los mejores del mundo, los más vivos, nos metemos en fiestas, playas saturadas, parques convertidos en festivales de música, alcohol y cero cuidados.

Oímos con asombro la justificación de “son chicos”… cuando hay gente de hasta 30 años en esas rejuntadas descontroladas, no son chicos, y si lo fueran qué hay qué hacer, ¿hay que imponer orden, multas, trabajos comunitarios, algo para frenar la estupidez de muchos?

Se escucha a diario, “si desde el gobierno se organizó el velorio del Diego, ahora no me pueden prohibir nada…”

Algo de razón hay en esas palabras, poca autoridad moral queda en quien permite lo que le interesa según el momento, el clásico haz lo que yo digo pero no lo que yo hago se repite una vez más.

Mientras tanto, llegaremos pronto a 50.000 muertos, a 2 millones de contagiados, a un año del comienzo de la pandemia, y una vacuna que llega al país sin un respaldo que la avalen mundialmente por no cumplir con las normas de la OMS para su producción.

Solo resta pedirle a los argentinos que comprendan que lo mejor es cuidarse, y si eso sucede, todos estaremos más protegidos en la playa, en la calle, en los parques, en la vida.

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