¿Plazos fijos sí, cultura y educación no?

¿Influye la economía del país en cultura y educación? Economía vs. Cultura y educación, un tema que vuelve a través de la historia.

Cada vez que en el país se produce un cambio de mando donde el gobierno elegido no responde al partido político anterior, comienzan las suspicacias y replanteos en cultura y educación.

Esto no nos asombra porque sabemos que atrás de todo proceso cultural hay una lectura posible. Tomemos el caso de Julio Argentino Roca y su conquista del desierto. Para algunos es un héroe que lideró la conquista de esas tierras argentinas, para otros no fue más que quien estuvo al mando de la guerra contra el indio, un genocida que se llevó puesto a las tribus y pueblos mapuches, ranqueles y tehuelches. De casos como estos se encuentra repleta la historia, y no sólo a nivel nacional sino mundial.

Pero además surgen otras cuestiones a tener en cuenta: ¿Los problemas económicos del país afectan los procesos culturales y la educación?

Hoy en día que todos los ciudadanos sentimos en carne propia el “sinceramiento de los precios”, no podíamos dejar de preguntárnoslo. El impacto económico sobre los aspectos que recaen en educación y cultura se siente como en todos lados.

Algunos creen que las industrias culturales deben ser consideradas en sí mismas un sector de actividad económica que, aunque con personalidad propia, comparte las mismas características que cualquier otra actividad comercial.

Para otros esto no es posible, ya que tanto cultura como educación tienen aspectos de índole social y humano que deben primar sobre los aspectos comerciales del mercado.

Como vemos la influencia económica provoca arduas discusiones entre los defensores del libre mercado aplicado a la cultura versus los que defienden la gestión pública del mundo del arte y la cultura como patrimonio de la humanidad.

Si nos dividimos en dos bandos, siempre un River / Boca, nunca podremos destrabar el problema. ¿Hasta dónde está dispuesto un gobierno a invertir en materias que a la vista parecen intangibles como educación y cultura?

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Invertir no sólo es gastar miles de millones en un Centro Cultural en la Ciudad de Buenos Aires ni pagar siempre a los mismos artistas para que den recitales al aire libre sino cubrir las necesidades básicas de todo el país, incluyendo las escuelas rurales o los comedores en las escuelas más alejadas dando a toda la población la posibilidad de contar con las mismas herramientas en el futuro, ya sea que quieran seguir un oficio laboral o alguna carrera universitaria.

Igualar en educación para abajo no colabora con el porvenir de los estudiantes, los deja afuera de un mercado laboral internacional cada vez más feroz.

Parte de la política de Estado es procurar nuevos inversionistas. Como expresó ayer el empresario José Urtubey: «El modelo de desarrollo en la Argentina sin lugar a dudas necesita inversión». Y esto debe verse reflejado en obras públicas, en suba de salarios y reconocimiento para que el gasto público en cultura y educación por habitante del país no baje a cifras irrisorias que a la larga lamentemos.

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