¡Feliz año nuevo en Niza, Francia!

Cuando planificamos desde Buenos Aires el recorrido de nuestro paseo por Italia y Francia, cada uno tenía sus lugares preferidos para conocer y disfrutar.

Nos decidimos finalmente por Niza, en Francia, para pasar los días de las festividades de año nuevo.

Para llegar a Niza, nuevamente nos subimos a nuestra Van, despidiéndonos de Pádova y Venecia con un dejo de tristeza por no haber previsto más tiempo allí. ¡La próxima será!

Casi 550 kilómetros nos separaban de nuestro nuevo destino, es decir, cortaríamos a lo ancho casi toda Italia desde el Mar Adriático hasta el Mediterráneo, para llegar.

Los primeros 250 o 300 kilómetros aproximados los recorrimos sin problemas, apuntando bien cada empalme de las autopistas sin perdernos. Luego, la traza de la autopista se convirtió en un verdadero concierto de curvas, increíbles túneles a través de las montañas, puentes enormes y altísimos que nos maravillaban con sus paisajes, pero a la vez nos imponían un gran respeto y cuidado.

niza x 2 uno

Así fue el viaje, casi permanentemente doblando, subiendo y bajando, cruzamos los Alpes Marítimos para encontrarnos en un día soleado con el paisaje del Mediterráneo, con su belleza y nuestra admiración.

A la izquierda, mar azul, a la derecha, pueblos y ciudades construidas increíblemente en las laderas de las montañas, como si hubieran sido pintadas por artistas en su mayor inspiración.

No pudimos evitar dar gritos de alegría al cruzar la frontera de Italia hacia Francia, y una vez ingresados a este país, Mentón fue la primera ciudad que pasamos, para luego encontrarnos con uno de los puntos fuertes de nuestra estadía francesa, Mónaco y Montecarlo.

Finalmente llegamos a Niza, donde por un error en la bajada de la autopista nos desencontramos. Esta vez con mayor de dificultad, ya que el idioma francés nos costaba más que el italiano para entender las indicaciones que nos intentaba dar la gente.

Pero lo logramos, tras una hora de dar vueltas, llegamos a nuestro alojamiento en el Apart Adagio, ubicado a 1 cuadra del Mediterráneo y cerca del centro de Niza. Allí optamos por dos departamentos para cuatro personas cada uno, y cumplió con nuestras sencillas expectativas.

Ya caía la tarde, así que nos dedicamos simplemente a aclimatarnos y relajarnos luego de casi 6 horas de viaje. Este sería el trayecto más largo manejando de toda nuestra odisea.

El 31 de diciembre, que era feriado largo de fin de año, comenzamos a admirar la belleza sin igual del Mediterráneo, sus aguas tranquilas y transparentes no dejaban de impactarnos. Paseamos por la playa y su rambla. Mientras muchos andaban en bicicletas y otros nos pasaban haciendo aerobics. El glamour de ciertos edificios emblemáticos como El Negresco, no pasan inadvertidos. El paisaje había cambiado rotundamente y el estilo de sus pobladores también.

niza

¡Quién hubiera dicho unos meses atrás que estos argentinos estarían por recibir el 2016 en la Costa Azul! Un sueño hecho realidad.

Luego de un día a pura caminata, tratando de conocer rincones turísticos de Niza, como la rambla y sus numerosos balnearios con poca gente en la playa por las temperaturas de invierno, los monumentos que por ella se suceden, mucho arte, la Explanada Georges Pompidou, una réplica miniatura de la Estatua de la Libertad, la Torre Bellanda construida en 1826, desde donde se logra ver una panorámica genial de toda la ciudad hasta su aeropuerto ubicado a varios kilómetros. Subimos hasta el mirador por sus escaleras y bajamos por su parte opuesta para conocer otros sitios, pasamos por el Cementerio hasta toparnos con el increíble y bello puerto repleto de majestuosos yates.

Tantísimos artistas y escritores han estado en algún momento de sus vidas en Niza, que a cada paso es posible encontrar placas diciendo que en tal o cual año, en esa propiedad, estuvo una personalidad destacada como Henri Matisse, Chagall, James Joyce, Antoine Tchekhov, Chejov y otros. Sus museos, sus librerías, esa mezcla entre cultural y balnearia, le da un toque distinto a la zona.

Así, entre caminatas y paradas bien turísticas para fotos y merendar al paso, llegamos a la cena de fin de año para recibir el 2016. El plan era cenar en el Apart, esa mañana fuimos de compras al supermercado aunque fue distinta la cena que en Navidad porque esta vez cada uno eligió su platillo preparado en la rotisería. Igual, los ocho viajeros nos reunimos para brindar a las 12 de la noche con sidra rosada.

Pese a que esperábamos ver un gran concierto de fuegos artificiales desde nuestro balcón, la realidad es que no fue tan espectacular. Luego del brindis familiar entre nosotros, bajamos a caminar por la rambla. Allí era el punto de reunión de muchas personas, familias que disfrutaban de la apacible medianoche invernal, prendiendo globos aerostáticos, cañitas voladoras y algunos artificios más que alumbraban el mar, por supuesto, acompañados de buenas bebidas espumantes.

Ya entrada la madrugada, volvimos a nuestro Apart, que por suerte estaba muy bien ubicado, para descansar y prepararnos para recorrer durante el primer día del 2016, la famosa Costa Azul, con destino a Montecarlo y todo su glamour.

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