Visitamos el Cementerio de las Anclas
Seguimos proponiendo salidas por todo el mundo, caminamos, volamos o navegamos imaginariamente para respetar el #Yomequedoencasa que aconsejan en estos tiempos de pandemia, abril de 2020, y hoy llevamos a todos nuestros seguidores a conocer el Cementerio de las Anclas.
En la costa de Algarve se encuentra el Cementerio de las Anclas de Praia do Barril, está muy cerca de la localidad de Tavira, Portugal, ubicado a solo 30 kilómetros de la frontera sur entre este país y España.
Este lugar se convirtió en un monumento muy visitado, y que otorga a esa zona de playas un extraño atractivo, ya que son 200 anclas, viejas y oxidadas, colocadas en filas y bien ordenadas, que forman el denominado Cementerio de las Anclas.
Para conocer el origen de este cementerio, hay que retroceder en el tiempo, cuando la zona era muy propicia para la pesca del atún, un pez muy codiciado, y que los pescadores estacionales capturaban con métodos hoy prohibidos.
Allí entran en juego las anclas vistas hoy como monumento, ya que este sitio visitado por el turista no está dedicado a aquellos barcos pesqueros ni a los pescadores de aquella época.
Antes de la década de 1960, los pescadores llegaban a la zona, ya que entre mayo y junio los atunes azules cruzaban Gibraltar hacia el Mar Mediterráneo para desovar, regresando al Atlántico en julio y agosto.
Los pescadores colocaban redes ancladas, con estas anclas que vemos hoy en la playa, y haciendo una breve explicación, esas redes formaban un camino directo hacia una trampa, donde eran recogidos de esta particular forma, ya que eran sacados a mano de las redes.
Como siempre la raza humana, (y con una muestra clara que sin nuestra presencia los animales están volviendo a conquistar sus antiguos territorios durante la cuarentena mundial), se pasó de la raya y la sobre explotación de esta forma de pesca o caza prácticamente, puso en riesgo esta especie de atunes.
Las anclas utilizadas para mantener en posición las redes eran sacadas luego de esos meses de trabajo, y colocadas en la playa de forma ordenada, y descansaban así hasta la siguiente temporada.
Eso hasta que vinieron las malas temporadas, el gobierno de Portugal tomó cartas en el asunto por la sobrepesca, y los pescadores abandonaron las playas y las anclas quedaron como testigos de aquellas épocas, desde el siglo XVI al siglo XX, en la misma posición que quedaban cada año a finales de septiembre.
Desde esos momentos las playas dejaron de ser zona pesquera y pasaron a recibir al turismo de verano, que atravesando un puente, se puede tomar un trencito para cruzar parte del Parque Natural durante 2 kilómetros, y llegar a la Praia do Barril y el Cementerio de las Anclas, que le da un aspecto más bien fantasmagórico, pero con playas de agua limpia y cristalina, y arena fina y blanca.
La Ciudad de Tavira es una combinación perfecta de playas y cultura, una de las poblaciones más encantadoras del Algarve, y un destino fantástico para pasar unas vacaciones a orillas del Río Gilão, una deliciosa mezcla de tradición portuguesa e influencias árabes de profundas raíces.
El centro histórico de la ciudad es un laberinto de callejuelas empedradas, donde se descubren casas tradicionales adornadas con azulejos, restaurantes familiares y un interminable rosario de preciosas iglesias.
Para visitar, además de las bellas playas en Tavira, su centro histórico, la Plaza de la República, el Monumento a los Muertos en la Gran Guerra, Monumento a Marcelino Franco Obispo de Algarve, el puerto, la Iglesia de Santa María do Castelo, y disfrutar de la gastronomía, costumbres y la tranquilidad de una pintoresca ciudad.
Distancias; Desde la frontera con España, solo 30 kilómetros, desde Lisboa son 300 kilómetros hacia el sur.
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