¿Amás el Cine? Cinecittá, Tú Cita Imperdible

Para todos los amantes del cine, no solo de las películas sino de su entorno, su historia y sus artistas de todas las épocas, Cinecittá en Roma es una cita imperdible, para recorrer los mayores hitos desde sus inicios hace más de 80 años.

En italiano Cinecittá significa cine ciudad o ciudad del cine sería el término más ajustado, y abarca más de 50 hectáreas, un verdadero estado dentro de Roma, ya que su superficie asemeja a la de Ciudad del Vaticano.

Para llegar allí tomamos el metro en la estación Termini, en el centro de Roma, bajo la estación central de trenes de la ciudad, y luego de abonar 1,50 euros el pasaje viajamos durante 17 estaciones hasta llegar a la estación Cinecittá, que nos dejó justo en la puerta.

El valor de la entrada más guía es de 20 euros, y una vez contratado el servicio de guía, para no esperar tomamos el que se realizaba en italiano, esperamos el inicio en un bar temático lleno de artículos de merchandising, para todos los presupuestos, y para todos los gustos.

Sus comienzos fueron en la época de Mussolini, previo a la segunda guerra mundial, y el mismo líder fascista fue quien colocó la piedra inaugural en el año 1936, e inaugurado en 1937, con la firme idea de utilizar al cine como herramienta de propaganda política, como se hace aún en nuestros días con los medios masivos de información y llegada a los pueblos.

Exif_JPEG_420

Pero nos remitiremos solamente al cine arte, al cine pasión, al cine que albergó y alberga Cinecittá en Roma, donde fueron filmadas más de 3000 películas en sus 80 años de vida, llegando a ver la máxima estatuilla de los Oscar en 47 oportunidades como Mejor Película.

Luego de la guerra, Cinecittá fue sede de numerosas películas basadas en la Roma antigua, historias de emperadores y batallas colosales, y entre las más recordadas podemos mencionar a Quo Vadis y Ben Hur.

En sus estudios filmaron directores reconocidos de todos los tiempos, hablamos de gente de la talla de Roberto Rossellini, Federico Fellini, Vittorio De Sica y Luchino Visconti.

Nos maravillamos al comenzar el recorrido, porque son verdaderas ciudades medievales las que estaban ante nuestros ojos, aunque al tocarlas notábamos la estructura de materiales livianos, dan toda la impresión de ser pesadas rocas y ladrillos sólidos, columnas colosales que con un poco de despliegue cualquier visitante se podría convertir en Sansón y derribarlas.

También nos llenamos de sorpresa, ya que La Dulce Vida, la Dolce Vita, que refería sus escenas en Vía Véneto, una de las vías más conocidas de Roma, no se rodó en la popular calle romana, sino en los estudios, donde se realizó una réplica exacta de la calle, y así los artistas, directores y demás personal interviniente no vieron interrumpida su labor.

No hay restricciones para tomar fotografías o filmar, salvo en un sector especial en el que la cadena HBO ha concesionado unas cuantas hectáreas de Cinecittá, para allí realizar recitales, video clips, series y películas, todas con un ámbito de imperio y época medieval. Allí solo es posible sacar fotos, no hay prohibición para eso.

Luego de un recorrido espectacular, donde paseamos por la Jerusalén de Cristo, o escenarios parecidos a Florencia, y donde nos sorprendimos con la destrucción de una enorme piscina sede de guerras navales, llegamos a la parte más histórica y también muy sorprendente: El Museo de Cinecittá.

Desde afiches de películas nominadas a los Oscar, filmadoras con décadas de antigüedad, vestimentas originales utilizadas en los films más reconocidos, fotografías de artistas utilizando justamente esos uniformes, fotos de “entre bambalinas” increíbles, no hacían más que emocionar a cada paso un poco más a los visitantes de nuestro grupo.

Pudimos ser parte del diálogo de Marcelo Mastroiani en la Dolce Vita, ingresando a la Fontana di Trevi, en un entretenido juego interactivo, como también fuimos los protagonistas de un video futurista que comenzaba en el lejano oeste y entre explosiones, platillos voladores y submarinos, nos empujaba a una aventura muy graciosa, que por suerte, filmamos para poder compartir el gracioso recuerdo.

También manejamos un submarino, en la sala estudio donde se filmaron innumerables escenas de guerra, con periscopios, sala de torpedos y con toda la relojería que vemos habitualmente en las películas de guerras navales, el sueño de tantos espectadores de estar en este lugar, se cumplía para nosotros, fuimos capitanes de un submarino en plena batalla.

Por todo, la visita a Cinecittá es muy recomendable para todas las edades, porque los grandes volverán a ser niños, y los niños estarán felices de serlo.

Luego de casi 5 horas, y ya en retirada, encontramos en los jardines, numerosas esculturas y artefactos que fueron parte de grandes y recordadas películas, y están a nuestro alcance, para llevarnos en nuestras filmadoras o máquinas de fotografías esos recuerdos, pero más aún, en nuestros corazones, recuerdos imborrables de nuestra visita a Cinecittá.

Comentarios

comentarios

Deja una Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

*

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad