Conversamos con la escritora Irma Verolín sobre su nuevo libro de cuentos

En estos días sale el nuevo libro de la escritora Irma Verolín, Cuentos de mujeres leves, editado en la Colección Rosa de los Vientos de la editorial santafesina Palabrava.

Irma Verolín nació en ciudad de Buenos Aires, Argentina, es una poeta y escritora de gran trayectoria. Obtuvo diversas distinciones, entre las que se destacan el Premio Emecé, el Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, el Primer Premio Internacional de Puerto Rico, el Primer Premio Internacional de Novela Mer­cosur. Tres de sus novelas fueron finalistas en los premios Clarín, Fortabat, La Nación de Novela y Planeta de Argenti­na. Ha sido traducida al inglés, al alemán, al italiano, al ruso y al portugués.

En Cuentos de mujeres leves, Irma Verolín pinta con humor e ironía, un fresco de las vicisitudes de hombres y mujeres que no siempre pueden expresar su dolor a través de la palabra, sino que lo manifiestan con sus acciones. Nos invita a entrar a cada uno de los cuentos con inocencia y asombro, para descubrir historias inusuales, corazones lastimados, vínculos amorosos o distantes.

—Irma ¡felicitaciones por tu nuevo libro! Contanos ¿cómo surge Cuentos de mujeres leves?

Gracias, esta selección de cuentos que no habían sido publicados en libro surgen ante la iniciativa de la editorial Palabrava de dar a luz un nuevo libro, ha sido para mí una oportunidad de ver el camino de una escritura a lo largo de varias décadas. El género cuento tal vez sea el más codificado de los géneros, la rígida preceptiva establecida a fines del siglo XIX por Edgar Allan Poe y reforzada aquí en el país por el decálogo de Horacio Quiroga que tiene su correlato latinoamericano en Juan Bosch de República Dominicana, no sé hasta qué punto ha sido superado o recreado. Me siento atraída por los cuentos desmañados, con finales muy abiertos, los que rompen en el esquema, pero sin embargo no son los de este libro, ya que aquí encuentro ahora, a lo largo de los años, que me sostengo firmemente en el esquema del cuento tradicional con un armado lógico y un cierre aceptable.

Y respecto a la temática de los cuentos, ¿qué nos podés adelantar?

Bueno, observo que hay en este libro focos temáticos que me son muy propios, de allí también su título: hay mujeres proliferando por los cuatro puntos cardinales de la página. Trabajar la figura femenina es una de mis obsesiones desde mi primer libro “Hay una nena que gira”, digamos que la niña fue creciendo y se expandió en muchas mujeres, mujeres que suelen pararse en la puerta de casa con una escoba para barrer la vereda y husmear el mundo circundante, mujeres reflexivas que respiran la mayor parte del tiempo puertas adentro o mujeres confundidas o aturdidas frente a la realidad que les toca experimentar. En este libro está la niña y están las mujeres vistas a través de distintos narradores. Están las mujeres a distintas edades, en su juventud y en su vejez, está la muchacha. La niña se condensó en un cuento que para mí es hegemónico en tanto germen de futuros relatos y poemas. Me refiero a “Noche inmensa” que fue escrito en 1988 y fue publicado por primera vez en la Revista “Puro cuento” aquel mismo año. Ese relato hizo un camino por sí mismo. Fue leído en programas de radio en varias ocasiones, publicado en revistas dominicales en Colombia, recibió aproximaciones críticas, apareció en una antología de cuento argentino, pero nunca hasta ahora había formado parte de un libro de mi autoría. Es un relato fundacional en tanto y en cuanto se encuadra en un ambiente que para mí es constitutivo: el espacio de la noche. La noche como universo con leyes propias se consolida aquí en apenas dos páginas. Obviamente cuando lo escribí no lo sabía pero fue el tiempo y lo escrito a lo largo de los años lo que me mostró su sello de texto inicial y fundante. La noche como espacio sin límites, la noche como lo inefable, la noche como pérdida de identidad, la noche como simbología absoluta de las sombras, la noche como una visión de eternidad más los muchos significados que el texto pueda brindar.

¿Cuánto de vos se refleja en esos cuentos?

Como suele ocurrirme, el texto surge de una experiencia personal que yo desdoblo, deformo, expando y distorsiono a gusto y piacere. Me interesa partir de algo conocido para volverlo desconocido y múltiple a través de la escritura literaria. Por ejemplo, de ese cuento que te hablaba se desprende un personaje fundamental para mí: la madre ausente como figura que atraviesa la mayor parte de mis textos. Escribir textos literarios es siempre una aventura que produce sorpresas, para eso se escribe ¿no?, para que el texto hable por sí solo y nos diga algo más que no sabíamos o que apenas sospechábamos.

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