Conversamos con la escritora Susana Ibáñez

En pocos días más saldrá a la luz un nuevo libro de la Colección Ojo Lector que dirige Viviana Rosenzwit para Moglia ediciones, se trata de Aprender a flotar de Susana Ibáñez.

Susana Ibáñez nació y vive en la ciudad de Santa Fe, Argentina. Se ha especializado en Literaturas y Culturas Comparadas en la Universidad Nacional de Córdoba, donde obtuvo su doctorado con la tesis Variaciones en el policial negro: el deseo del héroe y la infelicidad en la cultura (2013). Ha publicado varios libros y coordina talleres de narrativa presenciales y virtuales, clínicas y acompañamientos de obra.

-¡Felicitaciones Susana! En breve sale tu segundo libro de cuentos publicado, recuerdo que el anterior fue La vida al ras del suelo.

Sí, gracias, aquel otro libro ganó el Premio Provincia de Córdoba y se presentó en el Festival de la Lengua que se hacía en el marco del Congreso Internacional de la Lengua 2019. Ahí se publicaron cuentos que escribí entre 2015 y 2017. Los cuentos que se incluyen en Aprender a flotar son todos posteriores, escritos entre 2018 y 2020. Estoy feliz con esta publicación.

-¿En qué se diferencia Aprender a flotar?

Me gusta intentar algo nuevo con cada texto. Me aburre hacer siempre lo mismo. Los cuentos de este nuevo libro surgen de tres proyectos diferentes. Los dos más breves, “Te esperé en la fuente” y “Llevarás el dolor en tu salto”, narran la manera en la que alguien vive el desborde de emoción de otra persona, la manifestación pública de un dolor incontenible. Son los únicos autobiográficos. Hay otros cuentos que se inspiran en poemas. “Tu ciudad y la mía” toma una imagen del poema “A vision”, de Simon Armitage, y “De cómo ahogarse en una ciudad sin río” es una reescritura de “Canción de amor” de J. Alfred Prufrock en clave litoraleña. Y también “Ir al mar” tiene un intertexto interesante.

-¿Cómo es eso de hacer narrativa a partir de un poema?

Siempre me extrañó que nadie hubiera escrito un cuento que narrara la situación en la que se basa “Canción de amor”. Cuando Eliot lo publicó, Katherine Mansfield dijo que le parecía que el poema era en realidad un cuento. Dicen que ella escribió “Feuille D’Album” justamente como una reacción contra “Canción de amor”. Aunque el lenguaje del poema es maravilloso, siempre lo leí en clave narrativa. Entonces decidí escribir ese cuento que yo veía agazapado en los versos, traje las escenas a una lectura de poesía en Santa Fe en pleno verano y a Prufrock lo hice poeta.

-¿Y los otros dos cuentos que mencionabas?

“Tu ciudad y la mía” recrea un momento en el poema de Armitage: cuando se encuentran bocetos antiguos que muestran la idea de ciudad del futuro que se tenía por entonces. “Ir al mar” trabaja sobre un fragmento de La tempestadde Shakespeare, el que habla del cambio marino, un cambio tan profundo que hace que el objeto que quedó bajo el mar ya no se reconozca. Fue muy estimulante trabajar de esa manera, contar algo que se inspira y se desprende de otro texto para tomar vida propia.

-¿Y el tercer proyecto?

Me interesa lo que ocurre en un cuento cuando se lo ubica en la línea que separa la introducción de elementos del fantástico de la representación de la locura, lo que Freud y después Todorov llamaronlo ominoso, eso que en apariencia es un episodio fantástico, extraño, y que se puede explicar como producto de la mente del personaje, en términos de alucinación, sueño, locura. El resto de los cuentos juegan con fantasmas, catástrofes, voces extrañas, personas perdidas.

-¿Cómo se unifican estos proyectos en un libro?

Creo que comparten una postura acerca del lenguaje, que trato de mantener sencillo y preciso. Si quiero que el personaje surja y se sienta vivo, la historia no debe quedar sepultada bajo una pila de palabras rebuscadas o innecesarias. Comparten también la presencia de agua, un elemento que aparece bajo diferentes formas en más de la mitad de los cuentos. Y el sentimiento de soledad, o de abandono, o de desamparo, que se percibe en los personajes.

-Y esa presencia de agua ¿te inspiró para el título?

Sí, tanto el título como la foto de tapa (del fotógrafo neerlandés Marco de Waal, que la cedió gentilmente para el libro) hablan del esfuerzo que hay que hacer para no hundirse. Primero cuesta salir del ahogo, pero si se aprende a flotar el peligro queda atrás y se puede seguir viviendo. Los personajes de los cuentos pasan por momentos difíciles y cada uno lo supera a su manera. En esa manera tan particular que tiene cada uno de no ahogarse, en lo que pasa después de la catástrofe, ahí está el cuento. Y espero que los lectores disfruten los cuentos de Aprender a flotar.

Comentarios

comentarios

Deja una Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

*

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad