Girona: Paisajes, Monumentos y Leyendas

Para todos nuestros lectores, ¡un gran saludo acompañando la primer nota del 2019! Desde hoy les iremos contando cada paso de nuestro recorrido de fin de año, empezando por una increíble ciudad de Cataluña: Girona, llena de encanto y de historias fascinantes.

Solo 100 kilómetros separan a la gran ciudad de Barcelona con Girona, hacia el norte. Nosotros optamos por realizar el recorrido en tren, un viaje de una hora y veinte minutos, abordándolo en pleno centro de Barcelona, en la estación Paseig de Gracia, a unas seis calles de Plaza Cataluña.

Girona
Girona, Cataluña, España

Al llegar a Girona, nos dimos cuenta inmediatamente de una característica de esta ciudad: La tranquilidad. Aquí los sentidos se distienden, se relajan, rápidamente se adaptan al entorno, todo es apacible, un día soleado de finales de otoño, el río Oñar que pasa bajo los antiguos puentes, entre los cuales se destacan el Puente de Piedra y el Puente de Hierro que fue construido por la empresa de Gustav Eiffel, sí, el mismo de la torre de París.

Como en cada uno de nuestros recorridos, tratamos de salir de lo común, tomarnos el tiempo para caminar callecitas escondidas que abundan en el casco histórico de la ciudad, que se unen entre sí con escaleras interminables, ascendiendo lateralmente para salvar el desnivel que la topografía propone.

Así, tras andar los puentes del centro de Girona y almorzar al aire libre frente al río, llegamos al pasaje Carrer de la Forca y nos encontramos con Recordaten, un local de venta de artículos regionales, artesanales de Girona, desde licores, tazas, souvenires, lapiceras, artesanías en madera, hasta hermosas remeras pintadas con bellos paisajes de la ciudad.

Girona

Por suerte para nosotros y para el contenido certero de datos en esta nota, su propietario es un legítimo descendiente de Girona, ya que su árbol genealógico llega al siglo XV con familiares allí.

Carles, dueño del negocio, resultó una persona amable y abierta a quien se escucha atentamente y se pregunta de todo, historias y leyendas por ejemplo, para que Girona viva para siempre dentro de uno.

Por ejemplo, nos llamaba la atención que en varios suvenires de Girona, se destacaba la imagen de una mosca y le preguntamos a Carles el motivo. Él nos contó con detalles la leyenda del Milagro de la Mosca:

Cuando las tropas francesas de Felipe El Atrevido invadieron la región, en el siglo XIII, no solo robaron y maltrataron a los gerundenses, sino que profanaron la tumba de San Narciso, con el objetivo de saquear las riquezas que junto al cuerpo se solían enterrar por aquellos años.

Al abrir su tumba, miles de moscas negras salieron y comenzaron a picar a los soldados franceses, a sus caballos, provocándoles la muerte.

Así, los siglos pasaron, pero la imagen de la mosca sigue unida a la ciudad.”

La verdadera situación de la época, era que al ingresar los franceses, había en Girona una gran mortandad a causa de la peste negra, transmitida por las ratas, y que contagió a los franceses aniquilando al 90% de sus tropas.

Luego de preguntar mil y unas cuestiones sobre Girona a Carles, que con amabilidad contestó en detalle, compramos algunas artesanías, licores, remeras y recuerdos, para seguir viaje, prometiendo probar Ratafía, el licor exclusivo de la ciudad, que se usa para cerrar acuerdos o compromisos, más allá del apretón de manos o la firma de un contrato.

Saludando a Carles (www.recordaten.cat), y agradeciendo sus atenciones a nuestro grupo, seguimos subiendo las callecitas de Girona, hasta llegar al Duomo, la Catedral de Girona, de estilo románico y gótico, del siglo XII. Esta catedral es, después de la de San Pietro en el Vaticano, la que posee la nave central más ancha del mundo.

Para cortar la tarde, nos tomamos unos ricos capuchinos con torta de zanahoria y queso crema. Una visita muy recomendada, aunque por estar actualmente en refacciones no pudimos ir, son los Baños Árabes de la ciudad, pero seguimos rodeando la catedral, siempre ascendiendo, pasamos por la universidad, y llegamos hasta la Muralla de Girona.

Esta es una excelente construcción defensiva medieval, muy bien mantenida, desde donde se puede apreciar no solo el casco de la antigua ciudad, sino hasta las montañas cercanas que nos regalaron un atardecer increíble. Por ser diciembre, el clima templado nos acompañó todo el día.

Así como para regresar a Roma se deben tirar las 3 monedas sobre el hombro izquierdo en la Fontana de Trevi, dicen que para regresar a Girona también hay algo especial que hacer…

La Leona de Girona, o también llamada el “culo de la leona”, es una escultura del siglo XII, ubicada cerca de la iglesia de Sant Feliu, y a la que los turistas se acercan para besar su “trasero” y así tener la posibilidad de regresar a esta bella ciudad catalana.

Por supuesto nos gustó tanto Girona que cumplimos con el ritual, y antes de partir a Barcelona nuevamente, besamos el culo de la leona, esperando que cumpla nuestros deseos.

El anochecer nos encontró en el tren de regreso, y todos coincidimos en que los distintivos de Girona, sin dudas, son la paz, armonía y tranquilidad de sus calles, sus paisajes, y sus gentiles habitantes. ¡Y podríamos acostumbrarnos a eso! Así que, amigos, recomendamos fervientemente su visita cuando anden por España.

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