Cine: Mis dos vidas

No es una novedad si les digo que un hecho puede cambiar sus vidas de un instante a otro, y cuántas veces a lo largo de los años nos pusimos a pensar qué hubiera pasado si… pero el deseo decidido vale más que mil circunstancias. Así lo demuestra la protagonista de esta hermosa historia de superación (o debiera decir de las ¿dos historias?)

A partir de ese planteo arranca la comedia romática Mis dos vidas que está siendo furor en Netflix por estos días. La actriz Lili Reinhart Interpreta acertadamente las dos versiones de la misma mujer, Natalie, quien acaba de graduarse de la universidad en Austin y por mucho tiempo armó su plan de éxito de cinco años. A pesar que como ella misma declara, sus compañeros se reían de ella descreyendo que dichos planes lleguen a buen puerto.

La noche del festejo de la graduación ella y su mejor amigo se dan la oportunidad de tener una despedida amorosa y a partir de allí se abren dos alternativas para los espectadores: ¿sigue Natalie sus planes de llegar a ser una profesional del diseño famosa en Los Ángeles o queda embarazada y sus planes se alteran a tal punto que sus sueños se desvanecen?

Pues bien, la Natalie que se va a Los Ángeles logra un trabajo que la acerca a su plan, se adapta bien a la nueva vida y conoce allí a un joven apuesto de nombre Jake, interpretado por el actor David Corenswet, y después de hacerse amigos, se embarcan en una relación romántica.

La otra Natalie queda embarazada aquella noche de su mejor amigo, decide seguir adelante con el embarazo en su Texas natal y tienen una hermosa niña que cambia sus planes de vida. Ella debe atravesar el duelo de lo que no fue y reorganizarse junto a sus padres y el padre de la pequeña dejando de lado su gran pasión por el dibujo profesional.

Tras atravesar distintas vicisitudes, ambas vidas se reencuentran en el lugar de la escena inicial, el baño donde ella se hiciera el test de embarazo famoso para llegar a la conclusión que cada una (¿o la misma?)  se encuentran bien y felices de su recorrido. Una comedia encantadora donde hay que estar atentos durante sus 110 minutos para no perder detalle de ambas vidas. Finalmente nos invita a reflexionar y es inevitable cuando se apaga la luz cuestionarnos sobre nuestra propia experiencia de vida. ¡Recomendable!

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