Conversamos con Susana Balan sobre su último libro

Nos encontramos con una propuesta editorial muy interesante, tanto por su originalidad como por su manera propia de afrontar un tema aún poco explorado y ¡no podíamos dejarlo pasar!

El último libro publicado por Susana Balan: Link y las estrellas fugaces se ha convertido en una lectura obligada para todos aquellos interesados en encontrar sus propias verdades e integrar las diferentes, y muchas veces contradictorias, necesidades personales. 

Link y las estrellas fugaces plantea el viaje de un héroe que necesita crear o simplemente descubrir el link que articule su necesidad de ser libre y de pertenecer, al mismo tiempo y en el mismo lugar.

Susana, contanos cómo te surgió la idea de escribir este maravilloso libro: Link y las estrellas fugaces?

Sí, todo comenzó con una necesidad personal de contar a los niños muy cercanos y queridos que podían ser diferentes y, al mismo tiempo, ser como los demás miembros de la familia, que está bien ser singulares, únicos, muy determinados en sus maneras de pensar y sentir pero que también, está bien actuar de manera de ser entendidos por todos los demás.

Claro, tu recorrido profesional es amplio y puede percibirse en tus palabras…

Y sí, ya en el año 1963 me gradué como Licenciada en psicología en la Universidad de Buenos Aires (UBA) ¡Imaginate! Además, tuve el privilegio de formar parte de la primera camada de psicólogos formados por extraordinarios profesores y fuimos pioneros en la construcción de un plantel de profesionales de la Salud Mental que, años después, muestra la excelencia de esa formación en el mundo, contribuyendo a formar nuevos profesionales de la Salud Mental en otras partes, fuera de la Argentina.

El libro se ve precioso, ¿cómo fue el trabajo editorial y el trabajo ilustrativo?

Gracias, realizar este trabajo fue fantástico y muy enriquecedor. Claudia Cano y yo le pasamos el texto a Christian Zambruno quien fue haciendo bocetos de diferentes escenas que ejemplificaban las vicisitudes, experiencias, situaciones por las que atravesaba (y tiene necesariamente que atravesar cualquier persona que se identifique con los cuestionamientos vitales que se hace el personaje Link en su viaje heroico, en la búsqueda de sus verdades integradas). Su sensibilidad permitió que ejemplificara gráficamente las emociones que atraviesan al personaje (y las personas) que se embarcan, con miedo pero con valentía, con angustia y alegría, con dudas y certezas, en el camino del héroe.

Entonces, ¿qué representa el caballito Link? 

Este caballito representa al potrillito salvaje que quiere domarse para poder vivir con otros caballitos. Insisto, no quiere domesticarse y perder la energía que le da su espíritu curioso pero sí quiere saber aprovechar la ayuda de quienes pueden enseñarle a domar su impetuosidad para llegar a encontrar aquellos lugares donde encontrará la paz necesaria para disfrutar de la libertad y de la pertenencia, al mismo tiempo y en el mismo lugar.

El mensaje es muy fuerte, ¿qué crees que le aportará al lector encontrarse con tu libro?

Verdad, el libro le servirá a cada lector para no sentirse solo, primero. Para saber que si se siente diferente, no está solo sino acompañado por otros diferentes en el mundo que también se sienten solos porque tienen tanto miedo, vergüenza o culpa como él por sentirse diferentes. Y también, las reflexiones que acompañan el final de cada capítulo ayudan al lector a pensarse a sí mismo en los aprendizajes necesarios para pasar de ser un diferente que se siente mal, solo y no entendido por ser como es a ser una persona particular que se siente bien, en buena compañía y apreciado por algunos (no por todos) justamente por ser como es!

Para terminar nos gustaría rescatar las hermosas palabras de la dedicatoria del último libro publicado por Susana Balan: Link y las estrellas fugaces

Para todos aquellos que buscan su propia verdad.

Para los niños que aman profundamente a sus padres y sufren porque no se sienten comprendidos por ellos.

Para los padres que aman profundamente a sus hijos y sufren porque sienten que no los entienden.

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