Escritores en tiempos de pandemia: Paula Winkler

Por estos días que a todos nos toca atravesar el aislamiento provocado por la pandemia iniciada por un virus que no da tregua, desde Sobre Libros y Cultura convocamos a los escritores para nos cuenten su experiencia y apreciaciones sobre el tema.

Cuarentena, que me sabés atraer

 Paula Winkler*

La muerte forma parte ineludible de la vida. Sin embargo, no vamos a negar que hasta que apareció el “coronavirus”, la mayoría de nosotros transcurrió en el planeta con la ilusión de ser un semidiós inmortal: el conocimiento científico, la tecnología, ciertas prioridades económicas y profesionales, de fama o de prestigio, las ideas, la cultura, hasta la política, nos hicieron creer que casi todo sería para siempre. Efímero también, pero con una fugacidad “prolongada” que nos permitía suponer que el tiempo, nuestro tiempo, se encontraba en movimiento, no nos bañábamos nunca en el mismo río. Y así fuimos deconstruyendo y reconstruyéndonos.

Pero vinieron otros vientos, y tuvimos que encerrarnos, aguantar y aguantarnos. Entonces el tiempo se hizo trizas: para muchos se alargó (y se alarga demasiado) y para otros, obligados a andar en habitual patineta, advino una suspensión, un diferimiento insoportable. ¿Qué hacer en esta decretada cuarentena? ¿Enfrentar las propias sombras, cambiar de perspectiva? ¿Escribir, leer? ¿Enviar cientos de mensajes con noticias de fuente no comprobada, cadenas con rezos y millones de Santos; enlaces a obras de teatro virtuales, a e-books, a canciones y óperas; a poesía de veteranos y universales, a tratados jurídicos y sobre economía? ¿Asistir a clases en aulas sustitutas con docentes que continúan enseñando su materia, un idioma? ¿Retomar las temporadas en nuestras series preferidas en Netflix, ver películas clásicas o contemporáneas? ¿Caminar en la casa, hacer gimnasia, cocinar, pintar, armar nuevos veladores, hacerse de una huerta, un jardín de invierno, podar plantas, cuidar de nuestros hijos ayudándolos en la tarea escolar y jugando con ellos; atender a las mascotas; rezar, descreer, aconsejar, enfurecer, debatir, pensar, aplaudir, cantar el himno? ¿Querernos un poco, tal vez?

La enumeración no es taxativa y dependerá de cada uno. A mí, de solo releer lo que escribí, me dan ganas ya de descansar. Quizá resulte más placentero, dejar la mente en blanco, observar los árboles, quedarse quietos. Porque cuando la cuarentena haya dejado de seducirnos atento a que el virus habrá por fin expirado, ninguno de nosotros será el mismo. Ni siquiera el mundo… y tenemos que estar preparados.

*Paula Winkler es narradora, ensayista, Doctora en Derecho y Ciencias Sociales y Magíster en Ciencias de la Comunicación. Su última novela Fantasmas en la balanza de la justicia fue editada por la Colección Ojo Lector de Moglia ediciones.

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